miércoles, 5 de febrero de 2014

El susurro de un alma I



 Susurro de una mañana de otoño, aquí estoy sentado frente a mi viejo escritorio sobre mi vieja silla, todo esta tal cual como cuando lo deje pero mas deteriorado como mi alma. Escucho sus palabras en mi mente siento que rebotan en las paredes y entran en mi alma como puñalada, cada frase me recuerda la triste verdad que ya no estoy aqui. veo a mi alrededor las cosas moverse, el vaso que se rompió y las risas permanente de esas pequeña que aun sus rostros no logro observar. siento como juegan alrededor de mi alma, siento como me traspasan aunque yo no sea nada. 

Oh triste recuerdo de un alma olvidada en una habitación que permanentemente se encuentra helada.

Una mañana (creo que era de mañana) se me ocurrió la idea de salir de ese cuarto no se porque estuve tanto tiempo amarrado, me encontraba como atado a esos recuerdos doloroso, así que me puse en marcha pero la verdad fue que me deque petrificado tras la idea de salir de mi cuarto, trate de levantarme y dar unos pasos a la puerta pero cada intento hacia que se me hiciera mas lejos, mas eterno la puerta cada vez la vi mas lejos mas pequeña, y caí sobre la silla con una sensación de pánico. es extraño para un alma tener pánico pero lo sentía algo no anda bien, algo me mantenía en ese cuarto, después de unos minutos. trate de recordar mi vida antes de mi muerte pero era como una hoja en blanco. Trataba de recordar mi vida, sabia que ese era mi cuarto y ese mi escritorio pero que era de mi vida, ¿me abre casado? ¿abre tenido hijos? ¿en que trabajaba? y me llego a mi mente la pregunta mas dolorosa. ¿como morí? como me morí porque estaba muerto en que año nací con cuantos años morí porque no podía recordar nada, la soledad me afligía. no tener a nadie que responda mis pregunta. 

De repente mi mano se desliza sobre la gaveta del escritorio sin que mi mente se diera cuenta. poniendo una carta sobre la mesa, decidí leerlo y quede el doble de petrificado de lo que ya me encontraba. Había una carta hacia una señora Merced que contaba la felicidad de su libertad y del gran amor que tenia por ella, decía con gran gozo lo mucho que deseaba tenerla entre sus brazos. Una verdadera carta de amor. 

Seria mía esta carta. yo la abre escrito. Pero si era mía que hacia en mi cajón, quizás nunca tuve tiempo de mandarla. Quizás Merced espero por mi carta, por la carta que decía que nos juntaríamos y nos amaríamos hasta que la muerte nos separara. o quizá nos separo antes de tiempo.

Sabia que había algo que me mantenía atado a ese cuarto, algo que no me dejaba salir y hiciera que me consumiera la locura de un alma desvanecida en el tiempo, en el espacio. Al leer la carta creí por un momento que esa era la razón nunca me junte con mi amada y seria libre para verla a ella ahora. después de la muerte pero al querer levantarme de la silla algo me empujo a ella como diciendo. tu tarea no a acaba, al algo que no encaja en la historia, hay algo que no te deja irte en paz.

                                                                -Continuara-